Me decían ‘hazle su misa porque’…para cuando era día de los muertos, cosas así, y yo, no, no tengo porque hacerle misa de muerto porque no está muerto”, narra Gabriela
Y su intuición de madre no falló. Tras 8 años de búsqueda, Gabriela encontró vivo a su hijo. Un lunar en la barba confirmó que se trataba de César, a quien buscaba desde el 2012.
César, quien actualmente tiene 24 años, vivía como indigente en Hermosillo, Sonora, a mil 522 kilómetros de su natal Zamora, Michoacán.
Gabriela dijo desconocer cómo fue que desapareció su hijo ya que él vivía con su abuela, quien le contó que simplemente un día ya no volvió a la casa. Tampoco sabe cómo fue a parar a Hermosillo.
No sé ni cómo llegó hasta allá. No he podido platicar con él. La otra vez le preguntamos y dijo que agarró una camioneta, pero no sé si en realidad sea o no”, explica Gabriela Peña.
El primer contacto entre madre e hijo fue en diciembre pasado a través de una llamada que realizaron integrantes del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, quienes rastrean a personas desaparecidas entre la población indigente y así fue como encontraron a César.
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